A estudiar con buena energía por todo el país

Viernes, 01 de Mayo de 2020

 En la Escuela Nueva Las Lajas, en Supatá, los niños recibieron, además de los kits, capacitación sobre la convivencia con la infraestructura eléctrica.

Después de una semana y media de madrugadas con baños de agua helada y caminatas de 40 minutos por una carretera angosta en medio de desfiladeros, a los hermanos Camacho Castillo les llegó lo que sus compañeros de la escuela El Paraíso les anunciaron desde el primer día de clases y que, en buena parte, los motivaba a emprender diariamente esas peregrinaciones por los caminos recónditos de Supatá (Cundinamarca).

En una preciosa tulita de color azul, Deivi, de 7 años, y Alexandra, de 5, -la pareja de hermanos-, recibieron cuatro cuadernos de 100 hojas, un juego de lápices negros y rojos, una caja de colores, tajalápiz y borrador, materiales con los que no contaban y que, lo más seguro, se demorarían en tener.

Las caras henchidas de alegría de los hermanos, al igual que las de los otros 11 niños de diferentes edades que asisten a esta escuela en la vereda El Paraíso, iluminaron el salón multigrado y avivaron el interés de los estudiantes por las enseñanzas que allí imparte, con fe y paciencia inquebrantables, la profesora Mercedes Vargas desde hace 20 años.

Deivi y Alexandra estaban atentos a ese kit escolar. Su mamá les había advertido a comienzos de año que solo pudo comprar, para los dos, 3 cuadernos y un par de lápices y que el resto debía esperar quién sabe hasta cuándo. No hay plata, les dijo. Sin embargo, en el segundo día de clases, con la complicidad que caracteriza a los niños, sus compañeros más antiguos de escuela les dijeron que no se preocuparan, que por tarde en una semana venía el Grupo Energía Bogotá con el juego de útiles que desde hace tres años distribuye en la zona.

“Los mayorcitos ya saben que esta empresa les trae por estos días el kit escolar y lo esperan con ansias para empezar el año, pues son niños de familias de recursos muy limitados, campesinas que viven del jornal, de lo que se siembra por acá, aguacate, cítricos, café, y de los buenos corazones de la gente del pueblo”, asegura la ‘profe’ Mercedes.

Sofía Bermúdez, una de las beneficiadas con los kits escolares del Grupo Energía Bogotá en Supatá (Cundinamarca).

Sofía Bermúdez, una de las beneficiadas con los kits escolares del Grupo Energía Bogotá en Supatá (Cundinamarca).

Los hermanos Camacho Castillo están estrenando escuela y lo mejor, lo hacen junto a su mamá, Jenny Rocío, con quien se vienen caminando todos los días desde la vereda San Miguel. Ella, una mujer de 24 años que parece nunca deja de sonreír, asumió este año el economato de la institución educativa y además, es la encargada de prepararles la merienda y el almuerzo a los niños.

“Por cosas de la vida nos vinimos en enero pasado de Albán (Cundinamarca) con mis cuatro hijos -los otros dos tienen 2 años y 3 meses-; la verdad, no alcanzaba a comprarles todos los cuadernos y colores pues no tenía ni dinero ni trabajo, por lo que este apoyo del Grupo Energía Bogotá nos cae del cielo. Ellos estaban muy ilusionados de que les iban a dar los útiles y se venían contentos en la caminada diaria”, cuenta Jenny partiendo con una piedra de río un trozo de panela, para atender con un tinto campesino a la visita, que sigue jugando con los niños: pintando, coloreando y cantando “… soy una torre, y tengo cables. No te hago daño…”.

No es como antes, agrega Jenny, quien también estudió, hace más de 15 años, en la escuela El Paraíso, y a su familia le tocaba hacer casi magia para conseguirle a ella y a sus hermanos un cuaderno y un lápiz, pues no había ayudas. La ‘profe’ Mercedes muchas veces, recorría las calles del pueblo -aún lo hace-, situado a dos horas de Bogotá por carretera, apelando a lo que ella llama “buenos corazones” para que sus estudiantes tuvieran al menos dónde y con qué escribir, y si estaba de suerte, para que les regalaran un uniforme usado.

“Es una ayuda muy grande la que presta el Grupo Energía Bogotá”, resalta Mercedes, y no solo por los kits escolares, sino por las visitas que las gestoras sociales de la compañía hacen periódicamente a esta y a otras escuelas de la región, para hablar y jugar con los niños, al mismo tiempo que les hablan sobre el ciclo de la energía eléctrica y cómo se convive con la infraestructura de transmisión de este recurso.

Arturo y Celeste Arroyo, en la vereda El Paraíso, recibieron con mucha satisfacción los útiles escolares.

Arturo y Celeste Arroyo, en la vereda El Paraíso, recibieron con mucha satisfacción los útiles escolares.

Estas visitas a los colegios y escuelas, las entregas de kits escolares y decenas de actividades más que desarrolla la multilatina hacen parte de las acciones de relacionamiento genuino con la comunidad y de valor compartido que despliega en las regiones de influencia de sus proyectos de transmisión de energía eléctrica y activos en operación.

Supatá y otros 21 municipios de Cundinamarca, como Albán, Pacho y La Mesa, hacen parte de la zona de influencia del proyecto Sogamoso, que montará un sistema de torres y una línea de transmisión para transportar energía que se produce en Santander y entregarla en el centro del país. En sus 383 kilómetros de recorrido se instalarán 864 torres, se construirá una subestación y se adecuarán otras dos, para fortalecer el sistema nacional energético y atender la creciente demanda de este recurso.

Astrid Álvarez, presidente del Grupo Energía Bogotá, afirma que para la compañía es clave en el desarrollo de sus proyectos y activos en operación el obrar con conciencia social, tanto que este es uno de sus principales atributos culturales.

“Hemos invertido en la continuidad y el impulso de iniciativas de este tipo. Tenemos programas que contemplan desminado militar y humanitario en zonas que padecieron el conflicto, acciones de rescate y preservación de la memoria histórica de comunidades, capacitaciones de todo tipo, intervenciones y construcción de infraestructuras como espacios comunales, acueductos y mejoramiento de vías e instalación de parques biosaludables, entre otras. Para el Grupo Energía Bogotá el mejor retorno de la inversión que hace es llevar progreso a las comunidades”, subraya Astrid Álvarez.

En el caso de los kits escolares, 40.462 juegos como los entregados en la escuela El Paraíso, de Supatá, fueron distribuidos este año en las zonas de influencia de los ocho proyectos y los 15 activos en operación en todo el país. Como en La Loma, un corregimiento de El Paso (Cesar), donde está la subestación del mismo nombre y que servirá, entre otras, para transportar al resto del país la energía que producirán los siete parques eólicos que se construyen en La Guajira.

En La Guajira, donde se desarrolla el proyecto Colectora, los niños wayuu también recibieron los kits escolares del Grupo Energía Bogotá.

En La Guajira, donde se desarrolla el proyecto Colectora, los niños wayuu también recibieron los kits escolares del Grupo Energía Bogotá.

Allí, en esa sofocante población a más de 12 horas por carreteras y autopistas de la siempre fresca Supatá, se entregaron 1.000 kits entre estudiantes de comunidades con muchas necesidades, como en la Escuela Nueva El Cruce.

“Los niños recibieron esos kits muy felices, porque muchos no tenían ni siquiera un cuaderno y se les dificultaba hacer las tareas y estudiar, que es lo que más les gusta, porque ellos quieren salir adelante y saben que la educación es básica para ese objetivo”, dice Rosa Carmona, profesora de esa escuela en La Loma.

Eso es, precisamente, lo que busca la multilatina de energía con la entrega de los kits y otros programas: además de mejorar la calidad de vida de los niños y sus familias, entregarles herramientas para que, a través de la educación, sean felices, aprendan mucho y ayuden a impulsar su propio desarrollo.

Así como ya lo tiene planeado desde sus 10 años Sofía Bermúdez, de la escuela nueva rural Las Lajas, en Supatá, quien afirma, con una determinación de adulto que obliga a creerle, que “cuando grande” será ingeniera ambiental.

Está preocupada, explica, “porque el mundo se está acabando por la basura”; tal es su inquietud que uno de los cuadernos que le regaló este año el Grupo Energía Bogotá lo estrenó, apenas se lo dieron, con un dibujo de ella en su vereda liderando una campaña de recolección de desperdicios. ¡Se le nota la buena energía!