Grupo Energía Bogotá impulsa estudio para la conservación del tigrillo lanudo en Colombia

Jueves, 10 de Noviembre de 2022

Foto: con cámaras de seguimiento, Transmisión del GEB, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca y ProCAT llevan a cabo monitoreo del tigrillo lanudo en la región.

 

Las acciones que se están estructurando en Colombia para proteger y conservar el tigrillo lanudo, una especia amenazada, recibieron un insumo y base fundamental: el Grupo Energía Bogotá (GEB) y el Proyecto de Conservación de Aguas y Tierras (ProCAT) acaban de realizar el primer estudio que entrega información científica sistematizada y actualizada sobre el estado de este pequeño felino, que habita, entre otras, la región centro del país.

La revista científica Plos One acaba de publicar ese estudio llamado ‘Identificando qué es lo importante: áreas prioritarias, conectividad y conservación del tigrillo lanudo (Leopardus tigrinus) en Colombia’, que un grupo de nueve investigadores realizó, entre ellos dos biólogas del GEB.

Se trata de la evaluación más actualizada en Colombia sobre la distribución y el estado de conservación del tigrillo lanudo, especie altamente amenazada y categorizada como vulnerable a nivel mundial en la Lista Roja de Especies Amenazadas, de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Teresa Cárdenas Tamayo, bióloga de Transmisión del GEB y una de las investigadoras, explicó que, debido a la alta presión humana sobre los territorios donde habita la especie, su conservación representa uno de los mayores retos en la construcción de proyectos de infraestructura, por lo que se requiere tener más información para dirigir esfuerzos hacia áreas relevantes para la conectividad del felino.

“Actualmente casi toda la información sobre el tigrillo lanudo está restringida a registros ocasionales y observaciones esporádicas, pero sin datos suficientes sobre su ecología, requerimientos de hábitat o estado de conservación”, dijo Cárdenas.

De ahí la necesidad de realizar una evaluación actualizada de la distribución de la especie, como oportunidad única para invertir adecuadamente los recursos que permitan salvaguardar los últimos espacios conservados de hábitats andinos que quedan en Colombia.

A lo largo de 183 áreas donde habita la especie en Colombia y aproximadamente 250 corredores de conexión –que completan entre 500 y 2.800 kilómetros cuadrados aproximadamente–, se estableció que el tigrillo lanudo está potencialmente presente y en condiciones para su existencia en las partes altas de las tres cordilleras del país.

“El estudio nos permitió identificar la distribución potencial del tigrillo lanudo y las zonas de mayor importancia para su conservación. A partir de allí obtuvimos que solo el 25% del área de distribución identificada está declarada como protegida, lo que implica mayores retos para conservar las zonas vulnerables, es decir, el 75 por ciento restante”, destacó Cárdenas.

Por su parte, Magda Vargas, bióloga de Transmisión del GEB y quien también hizo parte del estudio, subrayó la importancia de este análisis en el centro del país, más exactamente en Cundinamarca, donde la compañía está desarrollando acciones para proteger al tigrillo lanudo. A partir de los datos obtenidos, dijo, se está construyendo un modelo que permite tomar mejores decisiones para la conservación efectiva de esta y otras especies.

“Saber dónde está, determinar los polígonos donde duerme, come, transita y se mueve con sus crías, nos permitirá fortalecer la conectividad y desarrollar acciones para su protección. Para el GEB lo primero es la vida en cualquiera de sus manifestaciones, por eso a la par de nuestros proyectos de infraestructura, no escatimamos esfuerzos para desplegar planes y programas encaminados a proteger los ecosistemas y sus individuos, como el tigrillo lanudo”, explicó Vargas.

Del análisis, realizado en 2020, se obtuvieron 212 registros (fotos, huellas, etc.) considerados de alta calidad y credibilidad. La información incluyó seis ecorregiones asociadas a la Cordillera Oriental de los Andes colombianos con presencia previamente confirmada del tigrillo lanudo.

Se estima, según el estudio, que en el país existe una población de al menos 10.300 individuos, cifra que no sería ni el 40% de la que podría vivir en Colombia si su hábitat no estuviera tan transformado.

Acciones de conservación

La publicación fue la fase preliminar para dirigir las acciones de protección y conservación del tigrillo lanudo que desarrolla el GEB. Con base en ello, y en alianza con la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) y ProCAT, este año se empezó a ejecutar la estrategia de monitoreo y educación ambiental sobre la especie en la cuenca del río Bogotá, en Cundinamarca.

Como parte del monitoreo se han instalado aproximadamente 100 cámaras de seguimiento, de las cuales ya se recopiló información de las primeras 50. Estas se instalan en tiempos distintos en diferentes zonas de influencia del río Bogotá.

Las actividades entre el GEB y las otras entidades incluirán jornadas de sensibilización y capacitación a las comunidades que conviven con la especie en el territorio, para que la conozcan y apoyen su protección.

“Lo que planteamos fue ‘estos núcleos y estos corredores son importantes, estos no están funcionando, estos se están perdiendo, las especies se están quedando aisladas’ y es hacia ellos que debemos empezar a dirigir nuestros esfuerzos. Solos como GEB no lo vamos a poder hacer; necesitamos aliados que gestionen los territorios, por eso, al dar lineamientos y resultados a la CAR lo que esperamos es que desde allí se puedan tomar decisiones, para ello estamos apalancando el Plan de manejo del tigrillo lanudo de la Corporación, con el fin de construir sobre este lo asociado a la conectividad ecológica del territorio”, concluyó Cárdenas.

*Si desea consultar el artículo científico en la revista Plos One, haga clic aquí.