La transformación, una nueva normalidad

Miercoles, 14 de Julio de 2021

Posterior a definir la estrategia de una organización, viene una época de ajustes, jornadas extensas de trabajo y de transformación organizacional que regularmente nuestros equipos ven como un reto complejo, porque invita a todos a analizar las situaciones empresariales desde ópticas diferentes, pensar por fuera del estatus quo y crear en conjunto con otras personas o equipos para mejorar lo que se encuentra establecido, el futuro de las compañías y nuestra contribución a la sociedad.  Eso, en sentido estricto, exige transformación siempre activa, creación de valor y una toma de decisiones oportuna. 

Dicha transformación sigue siendo difícil y en ocasiones puede cobrar un precio enorme a los líderes y colaboradores en temas de dedicación, responsabilidad, dar ‘la milla extra’, en moverse más rápido y adaptarse al cambio, lo que exige una evolución en nuestro rol y quehacer diario, donde debemos pensar de manera expansiva y creativa sobre el futuro definido en el Grupo Energía Bogotá, enfocar nuestro trabajo sobre las prioridades estratégicas correctas para asegurar ese futuro y abordar las demandas implacables, cambiantes y crecientes que se puedan presentar por el ajuste organizacional con innovación y agilidad.

Para aligerar el camino de esta transformación se vuelve fundamental que empoderemos a nuestra gente, que trabaje de forma interdependiente y contribuir para que haga mejor su trabajo.

Sin duda el trabajo en equipo, la confianza, la autonomía y la gestión distribuida a varias manos ofrecerá a todo el sistema empresarial la agilidad que se requiere en estos tiempos de cambios disruptivos y acelerados del sector de energía, sin duda uno de los que tiene los retos y aportes más importantes para la sostenibilidad de nuestro planeta.

Por supuesto, el desafío que planteo es grande, pues liberarse de la necesidad de ganar, de tener poder o control total no es fácil, pero lo único que contribuye a que la transformación se haga de forma efectiva es reconocer el trabajo del otro. La humildad para crear este tejido empresarial que ayude a materializar todos los retos que plantea la estrategia es un reto que debemos afrontar a diario y siempre tener presente que estamos trabajando para un propósito superior, cuyo fin es mejorar vidas.

En segundo lugar, la transformación exige profundos procesos de reflexión y búsqueda de consensos al interior de la organización que allanen el camino para plantear los mecanismos que nos ayuden a afrontar, con sentido y coherencia, los retos que nos plantea esta nueva ruta. 

Parte de los puntos críticos para la búsqueda de consensos es tener la información disponible, oportuna y real. En nuestros días, las compañías en general y sus equipos tienen muchísima información, pero carecen, en ocasiones, del tiempo para procesarla y realmente pensar sobre qué significa y cómo usarla.  No es necesariamente mejor ni más exitoso quien posee todos los datos y decide más rápido que los demás, sino quien interpreta la información, la pone al servicio de la compañía en general y crea soluciones originales o inesperadas.  En este punto, si todos contribuimos a fortalecer que tengamos la información que se requiere en todos los equipos, tendremos en esa medida un estadio más alto de crecimiento y desarrollo a la organización.

En tercer lugar, la transformación exige que todos reflexionemos y cuestionemos de forma continua lo establecido. Eso no quiere decir que estemos siempre cambiando el mapa de ruta; es mejorarlo y asegurar que con el pensamiento expansivo, creativo e innovador se contribuya a la actuación preventiva y previsiva que nos ayude a ajustar las velas del barco teniendo el mapa completo de desarrollos, innovaciones y oportunidades que hacen nuestros pares en la industria, en otras compañías y sectores, porque los productos sustitutos, los procesos innovadores y las oportunidades de nuevos negocios no siempre aparecen visibles dentro de las fronteras del sector donde operamos: surgen en todas partes y debemos garantizar que no estemos de espectadores sino de actores audaces de los cambios.

Solo así estaremos dando apertura a las puertas de la evolución que se requiere en la compañía y lo que exige la transición energética a nivel mundial.  En esta nueva era, cuando el futuro no está claro y el presente cambia constantemente, las organizaciones deben innovar a medida que ejecutan y hacer ambas cosas con agilidad.

Y en cuarto lugar la transformación exige recomposición de equipos y actualización de habilidades, esto pide que actuemos con cuidado, compasión y empatía, e impulsemos de forma personal a los colaboradores que tenemos a cargo, para que el ajuste de la hoja de ruta personal y el de la compañía vayan de la mano.  Este proceso, desde nuestro rol de líderes, debe tener un enfoque comunicacional directo, asertivo, permanente y bidireccional, que contribuya a entender las necesidades futuras de la empresa y de la transformación, para elevar la moral, el compromiso, el progreso y la adopción de cambio oportunamente.

Lo que requiere la transformación se debe hacer desde nuestro propósito con significado, conexión y alegría para mejorar la sociedad en general y la sostenibilidad del planeta, asegurando que la contribución para dicha evolución, desde el ámbito personal y profesional, sea siempre el de mejorar vidas en nuestra familia, nuestro entorno próximo, nuestro país y en general de nuestro mundo. 

Con acciones pequeñas y consistentes como sembrar un árbol, pertenecer a una fundación que esté al lado de las personas más vulnerables asegurando igualdad, acceso a oportunidades y una vida digna, en nuestra empresa asegurando acciones que creen eficiencias, nuevos ingresos o gestionando eficiente y efectivamente lo que necesita el otro, de seguro se logran grandes resultados que aportan a las metas personales, profesionales y organizacionales.

Alberto Javier Galeano

Director de Planeación Estratégica

Grupo Energía Bogotá